La Inteligencia Artificial empieza a pensar
Seamos valientes y dejemos de intentar proteger al ser humano atribuyéndole propiedades exclusivas. (Publicado en El Mundo 17/02/2024 y Clarín)
Las máquinas ya comprenden, razonan y tienen creatividad.
Llevo varios meses leyendo artículos de filósofos y pensadores afirmando lo “poco inteligente” que es la Inteligencia Artificial, subrayando sus limitaciones, pero sin demostrarlo empíricamente. Afirmaciones que podían parecer válidas hace 2 o 3 años pero que ya no lo son. Discursos obsoletos y opiniones naif que no ayudan a la comprensión del momento que estamos viviendo y que por el contrario llevan a la confusión.
Todo ello por vanagloriar a la especie humana. En parte por desconocimiento, pero principalmente por miedo, miedo a ser desplazado, miedo a la incertidumbre, miedo al cambio, miedo a perder un modo de vida, a perder el trabajo. Miedo legítimo, pero no un miedo justificado.
Artículos que van dirigidos a esos los lectores que no quieren creer que la Inteligencia Artificial ya ha superado hitos que se pensaban inalcanzables, para caer en una autocomplacencia de que el humano es un “ser” con unas características “mágicas” e irreplicables, que nos diferencian de las máquinas y del resto de las especies de animales. Pero esas habilidades cognitivas que se creían exclusivas de los humanos como razonar o la creatividad ya han sido adquiridas por las máquinas y esto sólo es el comienzo.
Entramos en una nueva era. Asumámoslo, tratemos de comprenderla e intentemos subirnos a esta ola porque tarde o temprano vamos a tener que convivir con ella.
En lugar de preguntarnos si existirá este nuevo paradigma, aceptemos que ya existe y empecemos a tomar decisiones de cómo queremos que sea esa convivencia con este nuevo tipo de inteligencia.
Afirmaciones como que la IA puede procesar gran cantidad de datos, pero no es capaz de razonar, no entiende el contexto, no es creativa o no es inteligente no se sustentan cuando comenzamos a definir esas propiedades. Según la RAE, Inteligencia es la capacidad de resolver problemas. Razonar, es ordenar y relacionar ideas para llegar a una conclusión, o creatividad, es la capacidad de creación. Todas ellas, son definiciones que pueden aplicar a lo que un cerebro humano o un cerebro digital es capaz de hacer hoy en día.
A mí personalmente se me hace difícil pensar que una IA no razona cuando es capaz de comprender un chiste que me he inventado, se lo escribo, le pregunto por qué es gracioso y sorprendentemente me lo explica. Se me hace difícil pensar que no entiende el contexto cuando puedo subirle una novela de suspense con todas sus pistas, le pregunto quién es el asesino y es capaz de deducirlo. Se me hace difícil pensar que no comprende cuando le muestro una ilustración humorística que no ha visto nunca y me explica el porqué de la ironía. Pero no es sólo comprensión y razonamiento, también es creatividad. La IA ya es capaz de crear poemas, metáforas e imágenes totalmente nuevas. Es más, ayer mismo, OpenAI nos sorprendió con Sora, que genera videos y escenas como si de una película se tratara pero que nunca han existido.
Una vez admitido que una máquina sí es inteligente, la siguiente afirmación o negación suele ser la siguiente: “Pero lo hace diferente al humano, la IA no es tan inteligente”, “la máquina no lo ha entendido como lo hace un humano”.
Suena pretencioso decir que lo hace diferente cuando ni siquiera sabemos cómo funciona el cerebro humano. Si lo supiéramos estaríamos resolviendo uno de los misterios más importantes de la historia de la ciencia, el misterio de la vida mental. Sin duda merecedor del premio Nobel.
En todo caso, no alteraría poder afirmar que una IA, razona, es creativa o es inteligente ya que todas esas definiciones se basan en el resultado y no en la manera de llegar a él.
En este sentido, durante toda la historia de la humanidad, nos hemos inspirado en nuestro entorno y muchas veces en “los elementos biológicos”. Pero, aunque no supiéramos las leyes físicas que hay detrás de esos elementos, nos hemos enfocado en el resultado y no en el proceso para llegar a él.
Nos hemos inspirado en los pájaros cuando queríamos volar y hemos conseguido hacer aviones capaces de volar más rápido y más lejos que cualquier pájaro. Pero no hemos construido aviones que batan las alas.
Lo mismo ocurre con el coche. Para conseguir la solución no hemos creado un caballo mecánico que tire del carro. Pero hemos conseguido construir coches que pueden ir más rápido y lejos que los carros tirados por caballos.
Créditos de la imagen (ChatGPT, Dall-e, OpenAI).
En cuanto a la Inteligencia Artificial ocurre lo mismo. Las máquinas son capaces de imitar el resultado y en muchos casos superar al cerebro humano, pero quizá no la manera de llegar a él.
Las máquinas empiezan a pensar. No escondamos la cabeza como un avestruz. Salgamos de esas posiciones nostálgicas de un tiempo ya pasado. Seamos valientes y dejemos de intentar proteger al ser humano atribuyéndole propiedades exclusivas. Dejemos de minusvalorar a la IA, admitamos que ya ha llegado, interpretemos este momento histórico y pongamos nuestro esfuerzo en fomentar que ocurran los mejores escenarios y evitar los distópicos.
Xabi Uribe-Etxebarria
Artículo publicado en:
El Mundo: https://www.elmundo.es/papel/firmas/2024/02/16/65cf697cfc6c8338438b4589.html
Clarín: https://www.clarin.com/opinion/inteligencia-artificial-empieza-pensar_0_3jkhLLyCOk.html#activateComments
Anexo de tests y demostraciones:
Créditos de la imagen (ChatGPT, OpenAI).
Créditos de la imagen: ChatGPT, OpenAI. Imagen del ilustrador Asier Sanz.
Créditos de la imagen (ChatGPT, OpenAI).
Créditos de la imagen (ChatGPT, OpenAI).